Intercambio con un inglés

Título: Intercambio con un inglés.

Autora del texto: Christine Nostlinger.

Ilustraciones interior: Gerardo Amechazurra.

Traduccción: Luis Pastor.

Título Original: Das Austauschking.

Editorial: Espasa Juvenil (el ejemplar que tengo yo; ahora se vende en Editorial Cuatrovientos).

Precio: 7’50€ en la editorial que acabo de decir.

Resumen: Ewald es un niño alemán de 12 años, bastante buen estudiante pero que flojea en el inglés. Sus padres, después de descartar un campamento, creen que un intercambio con un inglés (que éste venga a su casa), será lo mejor.

Ewald y su hermana Bille están un poco picados por las intromisiones de sus padres (vamos viendo que son unos padres algo meticones pero tampoco nada fuera de la normal), ya que están entrando en la adolescencia y cada vez quieren más independencia.

Y de repente, llega el inglés.

El chico no era el que inicialmente esperaban (Tom) sino su hermano, Jasper.

Jasper parece ser un horror. O, al menos, le pasa algo: no sale de su habitación, no se lava, no se separa de su colección de piedras…

Pero Bille, la hermana, sí que consigue acceder a él un poco. Y también Ewald.

Poco a poco ellos dos se hacen “amigos” de Jasper. Aceptan sus rarezas, pero le aprecian.

Los padres parecen estar más picados con su mala educación y lo llevan peor.

Hasta que se enteran, por otros medios, de la vida de Jasper: cuando nació, sus padres ya estaban separados y se quedó con su padre y su nueva mujer. Años después se divorciaron y a Jasper su padre no le quería, sí la mujer de él, Mary… pero la madre de Jasper les separó. La madre biológica de Jasper le tiene en casa, pero pasa de él. Le llevan a internados para que no moleste, sólo quieren a Tom.

Y así, toda la familia (y también los lectores) entienden que Jasper es un animal herido. Y que hay que quererle. Y le quieren

Pasa el verano y pasan más cosas (entre ellas, una parte especialmente dolorosa en la que Jasper está a punto de ver a su Mary y ésta no quiere; en la que parece que nadie quiere de verdad a este niño; en la que él se escapa y amenaza seriamente con suicidarse).

Esta familia alemana, sí le quiere. Pero no pueden quedarse con él.

Y el libro acaba en el aeropuerto, despidiéndose de Jasper, que se vuelva a Inglaterra con una familia que le tolera pero que le ignora. Una vida sin cariño.

Pero es así. Ellos no pueden hacer nada.

Al final del verano, Ewald y Bille aceptan mejor a sus padres, han entendido algo. Y los padres, también.

Cómo recordaba yo la obra: Este libro fue mi primer contacto con Christine Nostlinger. La leí, con 10 años, en el salón de casa de mi abuela de León, durante unas vacaciones de Semana Santa.

Me encantó. Me gustó mucho, muchísimo. Todo era nuevo para mí: el modo de expresarse, el hecho de que hubiera intercambios de estudios con ingleses, el tipo de familia protagonista. Era una familia alemana, y se notaba: totalmente diferente (más europea, más avanzada), que las familias españolas que yo conocía.

Hay que recordar que yo lo leí en 1987; la Sociedad Española ha evolucionado muchísimo desde entonces, y puede que ahora en la actualidad no seamos tan diferentes de los alemanes.

Pero entonces sí lo éramos. Yo vengo de una familia abierta, con padres avanzados para aquella época (ni mis hermanos ni yo estamos bautizados, por ejemplo; mis padres no me hicieron agujero en las orejas al nacer porque lo consideraban machista), y aún así la libertad en la que se expresaba esa familia me llamó la atención.

Unas semanas después Alfaguara empezaría la colección Biblioteca Juvenil, y más libros de esa autora llegaron a mis manos (como Una Historia Familiar, gracias a la cual dejé de ver el divorcio como una Desgracia y más como una oportunidad).

Pero ese domingo de Semana Santa, arrellanada en la butaca de mi abuela, Intercambio con un Inglés fue mi primer contacto con una Sociedad en la que niños como yo (bueno, algo mayores) tenían problemas similares solucionados de manera diferente. Una ventana abierta a mis experiencias.

Por eso es tan importante que las colecciones infantiles/juveniles estén pobladas por autores de otras nacionalidades, de otras culturas. Si nos limitamos a leer de nuestro barrio… pues eso, que nos quedamos en nuestro barrio.

Qué opino de ella ahora: Dicen que convertirte en madre te hace más fuerte. Yo creo que es justo al revés: te vuelves vulnerable, dependiente. Y sensiblero, sí. Todos los niños del mundo son, de algún modo, tus hijos. Y por ellos sientes responsabilidad, y dolor, y pena…

Mi madre no podía ver una película en la que falleciera un niño. A mí me pasa igual, y sobre todo, cosas que antes no me afectaban ahora me dan una pena horrible.

Mi niña de 10 años recordaba a Jasper como un borde que se convertía en simpático.

Mi yo actual, madre de dos hijos, siente un profundo dolor por la vida de Jasper. Esa vida sin amor maternal pero con padres. Esa vida que no necesita de servicios sociales, que no hay un maltrato físico, que no hay una desatención de primeros servicios… pero sí de todo lo demás.

La obra, con una sutileza insólita para ser juvenil, nos muestra un problema del primer mundo: una víctima (Jasper) de una familia desestructurada que aparentemente parece no tener ningún problema. El libro demuestra que los prejuicios que la familia protagonista trae consigo les hace ver a Jasper peor de lo que es. Con compasión y con amor logran llegar y mejorar a Jasper. Aunque, tristemente, no logran sacarle de si situación más de lo que dura un verano.

Y en eso también fue insólita Nostlinger, al menos para mí, la niña de 10 años que leía esto. Porque era una obra que no acaba bien (tampoco mal), porque no se encontraron soluciones a largo plazo (puesto que la familia protagonista no podía), porque hay situaciones que escapan a nuestro control, por muy injustas que sean.

Y esa lección es lo más maduro que nos aporta la obra, lo que hace que resista tan bien el paso del tiempo, que siga de plena actualidad.

Edades: a partir de 12 años.

EL TÍO WILLIBRORD

Título: El tío Willibrord.

Autor del texto: Jan Terlouw.

Ilustraciones y cubierta: Ingrid y Dieter Schubert.

Traduccción: Teodoro Larriba.

Editorial: SM. Colección Barco de Vapor (naranja).

Precio: variable. Se vende de segunda mano en Amazon, Casa del Libro, o librerías como Reread.

Resumen: Libro escrito en primera persona, habla Jan (se supone que es el autor), que está recordando su infancia con sus 4 hermanos, sus padres y el verdadero protagonista de esta historia, su tío Willibrord.

El tío en cuestión es un personaje. Es un hombre enorme, con una larga y poblada barba. Lleva siempre un abrigo de pieles sujeto por una cuerda. Y le encantan los animales (vive por y para ellos: desaparece varias temporadas de casa porque está en parajes exóticos cuidándolos).

El libro es una sucesión de capítulos en los que cuenta las hazañas de Tío Willibrord, quien es bruto con sus sobrinos, dice palabrotas, y parece poseedor de una fuerza sobrehumana.

Pero en todos esos capítulos se van desgranando datos y suceden preguntas:

¿Por qué el tío tiene pavor a los perros? ¿Por qué estuvo años desaparecido? ¿Por qué lleva una cuerda en lugar de un cinturón?

Un día un niño nuevo en el cole da con la respuesta: Willibrord pasó 8 años en prisión por casi matar a una anciana.

Pero el tío les cuenta a sus sobrinos que no fue él. Que, dando un paseo por el bosque, se quitó su abrigo de pieles y su cinturón; a su regreso, horas después, sólo quedaba el abrigo, con una mancha oscura que resultó ser sangre. Alguien había llevado su abrigo y asaltado a una anciana, a la que casi mata. El cinturón se lo quedó.

Y los perros de la policía llevaron el rastro hasta Willibrord, que se sintió traicionado por ellos.

Las aventuras continúan y un día el tío y sus dos sobrinos varones ven a un hombre con el cinturón del tío. Es él el ladrón. Después de ciertas peripecias la verdad se restablece.

“Por primera vez en doce años el tío era realmente un hombre libre”.

Cómo recordaba yo la obra frente a mi opinión actual “El tío Willibrord” fue mi libro favorito de mis 9 años. Contado en primera persona (no sé porqué, de niña me gustaban más los libros contados así que los de narrador omnisciente) por un hermano del medio; familia numerosa; aventuras independientes por capítulos con un fino hilo conductor que desarrollaba una historia más compleja; personaje pintoresco que, bajo una fachada de hostilidad, ocultaba un secreto de dolor y decepción.

Está basado (libremente) en los recuerdos de infancia del escritor (de hecho, él es el hermano del medio), en un pasado lejano para el lector actual. No hay problema, nos adaptamos bien al cambio.

Es un libro con cierto tono de humor, costumbrista, en el que cada capítulo está supeditado a dibujarnos la personalidad el Tío Willibrord. Así, en uno se nos demuestra la fuerza (con un elefante), su valentía (jaula de tigres), su extraño sentido del humor (serpientes), la familiaridad con su familia (visitas sorpresa en tardes de domingo)… pero en el que se vislumbra una tragedia: la injusticia que se cometió con el tío. El tío, amante de la naturaleza, pasando 8 largos años en la prisión, alejado de los suyos y de su mundo, encerrado… por un crimen que no cometió.

Eso, entonces, explica el aura de mal humor de Willibrord; eso, también, su pavor a los perros (más que pavor, tristeza profunda por la traición que cometieron con él). No sólo el mundo falló a Willibrord, sino que SU mundo (los animales) le echó de él.

Por supuesto, al ser una novela infantil la trama (sobre todo, su resolución), es simplista; al menos es lo que me ha parecido al releerla. No era eso lo que habitaba en mi recuerdo.

En mi memoria pensaba más bien en la personalidad del protagonista (que, ojo, no es el mismo que el narrador), que quedó clavada en mi interior; Willibrord es un personaje lleno de matices, además de pintoresco. Es un gran personaje de la literatura, más rico de lo que es habitual en obras para niños.

Pero quizás el conjunto global de la obra, algo deslavazado, fue inferior a lo que yo recordaba. Como si el autor lo hubiera escrito de un modo separado en el tiempo; como si Jan Terlow abandonara y retomara esta obra de cuando en cuando.

Es más sentimental y desde luego menos política o filosófica de lo que Terlow nos tiene acostumbrados; su “alma” o sensación dejó más impronta que un argumento cerrado o circular (aunque es cierto que el Tío Willibrord acabó encontrando su justicia).

Edades: a partir de 9 años.

Petit, el Monstruo

Título: Petit, el monstruo

Autora del texto e ilustraciones: Isol

Editorial: Takatuka.

Precio: 13€.

Resumen: “¿Conoces a Petit?” (ilustración de Petit)

Petit es un chico bueno que juega con su perro… pero también es malo porque tira del pelo a las chicas.

Es bueno con el abuelo, pero puede ser malo con las palomas (las ilustraciones se alternan).

La mamá le pregunta que cómo puede ser que, siendo bueno, haga cosas malas. Y la cuestión es que Petit no sabe qué decir, es difuso. Por ejemplo, él es malo porque cuenta mentiras, pero parece ser que es bueno inventando historias (y ambas cosas son muy parecidas).

Las mates se le dan mal, la lengua bien (aquí se mezclan los conceptos de ser bueno/malo, con ser capaz/incapaz).

Petit quiere pensar: hay veces que parece que le tildan de malo y él no lo tiene tan claro (compartir juguetes); hay otros niños que sí parecen malos, pero a la vez siente pena por ellos (la inutilidad del castigo)

Él se esfuerza en ser bueno, pero puede hacer algo malo incluso sin querer (romper algo).

Y su misma madre es buena (le entiende) y mala (le castiga).

¡Qué difícil todo!

Opinión Personal: Este cuento, aparentemente sencillo, es muy profundo.

Ocurre como con sus ilustraciones: de trazo rápido, sencillo, como si lo hubiera dibujado un niño… pero nada parecido. Pintura que parece que se ha salido del dibujo, y hace efecto de acuarela. Expresiones complejas, cargadas de significado. Adultos enormes, niños pequeños, sombras… El color saliendo del trazo, igual que las personas a veces nos salimos de nosotras mismas.

Petit es como todos los niños que descubren el mundo: y los niños descubren en seguida, quién es bueno y malo. Este cuento pretende pararse a pensar en eso, profundizar.

No somos buenos siempre ni malos siempre.

Nos podemos portar mal sin intención.

Podemos sentir empatía por un “niño malo” (porque a los niños “buenos” también se les castiga).

El mundo es complicado y tiende, por defecto, a la clasificación. Pero esa clasificación puede hacer sentir muy mal (Petit se sienta, necesita tiempo y espacio para pensar).

Aprovechemos la lectura de Petit, El Monstruo, para conocer mejor a nuestros pequeños.

Y para que ellos entiendan mejor lo que les rodea, y no aprendan, tan temprano, a juzgar.

Recursos didácticos:

·         Comprensión: ¿qué le pasa a Petit? ¿Es bueno o es malo?

Comprensión: ¿por qué cree que Petit siente pena del niño odioso?

Conocimiento del niño: ¿a veces se ha sentido mal porque ha hecho algo con buena intención, pero le han reñido como si lo hubiera hecho mal?

Conocimiento del niño: ¿qué cosas cree que hace portándose bien, y portándose mal? ¿Es consciente de que se porta mal, o es que desconocía las reglas?

Edades: a partir de 3 años

¡Aaah! ¡Hay un esqueleto dentro de mí!

Título: ¡Aaah! ¡Hay un esqueleto dentro de mí!

Título original: Arhg! There’s a skeleton inside yoy!

Autores del texto e ilustraciones: Idan Ben-Barak y Julian Frost

Traducción: Roser Rimbau

Editorial: Takatuka.

Precio: 15€.

Resumen: El cuento comienza ya en la contraportada: una nave espacial con Oort y Quog dentro, que sin querer acaban en la Tierra de camino a la fiesta de cumpleaños de Kevin.

Oort (una nube de gas rosa) y Quog (una especie de gelatina verde) necesitan de la ayuda del lector casi desde el primer momento. Es el niño el que tiene que “abrirles” la puerta de la nave.

Y al hacerlo, ellos ven que tenemos manos. Algo muy útil para arreglar una nave espacial.

Así pues, Quog se crea unas manos de gelatina… pero con ellas no puede empujar. ¿Por qué? Pues necesita otra vez nuestra ayuda. Quog mira en el interior de la mano del niño… y descubre los huesos (explicación de para qué sirve un hueso).

Ahora Quog, a pesar de haber creado los huesos, no puede levantar peso. ¿Por qué? Repetimos (el libro le manda una acción al niño y le “radiografía” la mano). Vemos los músculos. Explicación de para qué sirve un músculo.

Esto mismo vuelve a ocurrir con el sistema nervioso.

Al final, arreglan la mano y se van… no sin antes chocar con el niño, con nosotros, LOS CINCO.

Opinión Personal: es uno de esos cuentos con un poco de juego, en la línea de “Un punto”. La ventaja de éste es que además es explicativo y enciclopédico, porque con la excusa de la mano el niño aprende y distingue huesos, músculos y terminaciones nerviosas, y para qué sirve cada una de ellas. Es absolutamente didáctico a la par que divertido, y ha encontrado un recurso muy acertado para que entienda la diferencia y la utilidad de hueso, músculo y nervios.

Además, las ilustraciones son muy divertidas y les gusta mucho.

Es un cuento genial como explicación, pero también como diversión o iniciación a niños que, per se, no les gusta la lectura (éste sí que les anima a leer).

Recursos didácticos:

  • Comprensión: ¿qué les ha pasado a los protagonistas de nuestra historia?
  • Vocabulario: hueso, músculo, nervio. ¿Entendemos qué es cada cosa y qué hace?
  • Conocimiento: ¿Para qué más sirven los huesos? ¿Y los músculos? ¿Y los nervios?
  • Llustración: ¿le gustan? Intentar dibujar unos extraterrestres como éstos.
  • Juego: ¿le gustan los nombres de Oort y Quog? ¿Inventamos unos igual de absurdos y sonoros?

Ramón Román Rodrigo

Título: Ramón Román Rodrigo

Autores del texto: Gloria Sagasti y David Acera

Autor de las ilustraciones: Borja Sauras

Editorial: Pintar-Pintar

Precio: 15€.

Resumen: Situándonos “hace muchos, muchos años” y en una pequeña aldea, conocemos a un niño de 11 años llamado Ramón Román Rodrigo, que no era ni alto, ni bajo, ni gordo, ni flaco.

Lo que era Ramón es ATENTO. Y ser atento es raro.

Cuando alguien se cae o está triste, ahí aparece Ramón a consolar (bien sea dando cariño, o galleta, o flor). Y no le daban las gracias, no, sino que le decían “Qué Raro eres, Ramón Román Rodrigo”.

A Ramón también le gustaba aconsejar a las vecinas sobre temas culinarios, y le respondían con la misma frase.

Y la misma frase le decían cuando él (que tenía un gusto exquisito), aconsejaba sobre ropa.

A Ramón no le gutaba el fútbol, sino recoger minerales, regar sus flores o hablar con las ranas (ellas sí están encantadas).

Total, que un día aparece un ogro en la aldea. El ogro devoraba cosechas, comía ganados y se meaba en el río. Así que, “siguiendo una antigua tradición”, los hombres de la aldea fueron a la guarida del ogro. Pero no volvieron. Ni los muchachos. Llegó un momento que sólo quedaba Ramón, que “cogiendo un poco de pan, queso, puñado de comino, aguja e hilo”, fue a por el ogro.

Cuando llega, ve que el ogro está hecho polvo, “le duele la barriga”. Y Ramón, acostumbrado a consolar, le dio un masaje en la barriga.

No sólo eso, sino que le ayuda a mejorar a cuenta de la ropa, haciéndole un traje que le disimula la barriga.

Y le prepara un caldo, con el comino, que hace que expulse a todos los hombres del pueblo.

Ramón le aconseja que cambie la dieta, menos carne cruda y más legumbres. Y a partir de ahí, de ese cambio de dieta (que sienta fenomenal al ogro), se hacen amigos y quedan los domingos.

Y Ramón abre una tienda de interiorismo, “y vivió feliz dedicándose a hacer las cosas que más le gustaban”.

Opinión Personal: Gloria Sagasti y David Acera son narradores orales, y se nota. Maravillosamente, se nota. Ramón Román Rodrigo está hecho para narrarse muchas veces, para regodearse en los sonidos, para cantar las palabras.

Repite no sólo el nombre, sino la fórmula: “qué raro eres, Ramón Román Rodrigo”. Comienza, como en las narraciones orales de los trovadores, con un “hace muchos años”, y sin nombrar la aldea o el sitio, porque puede ser cualquier parte.

Como en los relatos de antaño, da 3 ejemplos de cómo es Ramón (amable, sabe de cocina, sabe de telas), y lo resume, para pasar acto seguido, después de esta presentación, a la aparición de un problema. Un ogro de toda la vida.

Una retahíla de “contrincantes” de Ramón desfilan antes que él, y cuando hace su aparición, usa, para “vencer” al ogro, las “armas” que ha ido llevando/encontrándose por el camino: su amabilidad (la primera de las cualidades que aparecía en su presentación), su pericia con la aguja (la segunda), su conocimiento culinario (la tercera).

Ramón, pues, salva al pueblo.

Hasta aquí, todo narración clásica y perfecta. Nada de lo que se cuenta es casual, todo obedece a un orden; todos los nudos se desatan, todos los círculos se cierran.

Pero la originalidad de Ramón estriba en conseguir meter, en una narración tan clásica, momentos deslumbrantes.

Ramón es raro (para el resto), pero Ramón NO SE AVERGüENZA en ningún momento. Ramón es feliz.

A Ramón le vemos hablando con las ranas (ellas con ojos encantados) mientras el resto de niños parecen enfadados. A Ramón le vemos inasequible al desaliento mientras las petardas de las vecinas tienen algo malo que decirle.

Ramón no duda en ningún momento y Ramón no cambia. Ramón no pasa de triste a feliz.

Parece, sí, que es el resto del pueblo el que cambia de opinión (aunque tampoco se dice en ningún momento que él no esté adaptado).

Así pues, la originalidad del cuento estriba en que no hace falta dar su merecido a nadie; en que no hay revelación. En que Ramón es feliz tal cual es, y no hay que esperar que la vida ponga a cada uno en su lugar. Ramón se ha puesto solito en el que le corresponde.

Y es feliz con sus conocimientos (todo vale) y es feliz haciéndose amigo de un ogro.

Además de esa lectura, Ramón Román Rodrigo es un cuento muy completo por sus ilustraciones. Son fantásticas, por supuesto. La elección de los colores, los detalles, las múltiples escenas en cada una de ellas. Pero además salta de un estilo a otro magníficamente. La ilustración de la aparición del ogro es brutal (cuenta ella misma un cuento). Pero la del laberinto es aún mejor.

Y el ilustrador, Borja Sauras, ha repartido sus juegos y sus bromas. Hay que estar atento a la presentación de los hombres de la aldea: todos llevan escrito su nombre, aunque a primera vista no se vean (a los niños les encanta esa parte).

También, cuando Ramón va hacia la cueva, hay un auténtico laberinto (literal) por el que encontrar el camino.

Y, mientras Ramón y el ogro se miran al espejo… se puede jugar a señalar las diferencias.

O a encontrar otra palabra en la ropa del ogro.

Es, pues, un libro que recursos de sobra para ser leído, narrado, jugado y disfrutado.

Recursos didácticos:

  • Comprensión: ¿por qué es raro Ramón?
  • Repetición: ¿qué frases se repiten a lo largo del libro?
  • Conocimiento del niño: ¿le pasa como a Ramón, que no le gusta el fútbol? ¿Qué es lo que más le gusta de Ramón?
  • Conocimiento del niño: ¿él tendría miedo de un ogro? ¿El ogro es bueno o es malo?
  • Juego: (hay muchos) buscar el camino en el laberinto; buscar los nombres; anotar las diferencias.
  • Juego: igual que existe un Ramón Román Rodrigo, vamos a pensar en nombres y apellidos igual de sonoros, como Bastian Baltasar Bax (la Historia Interminable). Hacer juego.

Edades: a partir de 5 años.

LA ENSALADA DE LA BRUJA

Título: La ensalada de la bruja

Título original: La salade de Babau

Traducción: Gustau Raluy

Autora del texto: Isabelle Wlodarczyk

Autor de las ilustraciones: Grégoire Mabire

Editorial: Takatuka.

Precio: 16€.

Resumen: La pobre bruja Baba está tomando su sopa, con poco apetito, ya que se trataba de verdura hervida. A ella lo que le va es la ensalada, pero una ensalada con un ingrediente secreto.

Como no puede dejar de pensar en ese ingrediente, decide ir a por él una mañana, muy temprano, cuando el pueblo se va a despertar (por supuesto, la bruja vive en una cabaña en un bosque, cómo no). Baba se esconde y se mantiene al acecho.

Ve pasar a los primeros niños, y hay una, Valentina, que se queda atrás para saltar encima de un charco, momento que aprovecha Baba para atraparla con un saco.

Valentina no está nada asustada, hasta la llama Vieja Loca, por lo que Baba cree conveniente avisarla que es una bruja. Pero Valentina no la cree, y sale del saco. Baba corre detrás de ella, pero Valentina corre más y además le recuerda que poca comida va a ser (Valentina es muy flacucha).

Baba empieza a estar harta y parece que se arrepiente, pero ahora es Valentina la que no quiere irse: monta una pataleta morrocotuda. Tanto, que Baba huye (Baba y todos los animales del bosque).

En la huida aprovechó para recoger hierbas. Sí, para hacerse un puré.

Después de haber aguantado a Valentina, parece que no sabe tan malo.

Opinión Personal: Es uno de esos cuentos que gustan más a adultos (que sabemos lo terroríficos que pueden llegar a ser los niños), aunque los peques disfrutarán también de su lectura.

Las ilustraciones son magníficas: pasan del encuadre clásico (la bruja y su vida) al aspecto terrorífico (el interior de la contraportada, cuando Baba acude al pueblo), para en otras ocasiones pararse en primeros planos o incluso asemejar a un cómic (la rabieta de Valentina).

A pesar de ir de brujas, es colorido y alegre. Y mientras creemos que nos vamos a encontrar con un niño que huye gracias a un ardid, simplemente vemos que demuestra ser insoportable.

Valentina va detrás de sus compañeros porque no le apetece ir al colegio. Es flacucha y parece que mal encarada. Baba aprovecha a cogerla en el momento que Valentina está haciendo una maldad (saltar encima de un charco), y no sólo no se asusta que se pone un poco impertinente.

Al final, no es que nos dé pena la pobre Baba.. es que nos da pena de Valentina, que es capaz de montar una pataleta por quedarse con una bruja. Prefiere eso a ir al colegio.

Y todos (animales, bruja), huyen de ella.

Pobre Valentina.

Recursos didácticos:

·         Comprensión: ¿cuál cree el niño que va a ser el ingrediente secreto de la bruja?

Comprensión: ¿por qué cree el niño que Valentina va más rezagada?

Conocimiento del niño: ¿tendría él miedo de la bruja? ¿Qué haría si le pasara algo similar? ¿Entiende por qué es importante no quedarse rezagado?

Comprensión: ¿cree el niño que Baba va a volver a intentar, alguna vez, comerse a un niño?,

Edades: a partir de 5 años

EL MUNDO DIJO SÍ

Título: El mundo dijo sí

Título original: Verden sa ja

Traducción: Cristina Gómez Baggethun

Autora del texto e ilustraciones: Kaia Linnea Dahle Nyhus

Editorial: Takatuka.

Precio: 16€.

Resumen: “Primero llegó el mundo. Y el mundo gritó. Y el mundo dijo ¡SÍ!”.

Así arranca este libro. Potente. Como si de un salmo bíblico se tratara, nos va desgranando la evolución del mundo desde sus inicios hasta la actualidad (que no el fin).

Después del mundo llegó el tiempo.

Había frío.

Luego llegó el sol. Los planetas. Creación de la Luna.

“Y en el agua estábamos todos nosotros. Un día, comenzamos a vivir”.

Al principio éramos peces (Ya está listo el mundo, pensamos. Pero no estaba listo”. Esta frase se repite a lo largo de la narración), pasamos a ser otra cosa, nos arrastramos hasta tierra firme, nos crecieron huesos… “El mundo llamó a los pájaros”

El mundo, a pesar de estar lleno de pájaros, sigue sin estar listo, “porque aún cambiamos otro poco y, luego, otro poquito más”.

Así, el libro te va explicando que unos se hicieron más grandes y otros más pequeños.

Algunos aprender a comer, otros a esconderse, y lo más importante, “los hubo que no aprendieron nada, y esos tuvieron mala suerte porque murieron”.

Poco a poco, el mundo sigue su curso, igual que este fantástico libro, en el que vamos viendo que “nos salieron manos para trepar a los árboles”, éramos todos monos y “pasamos a ser muchos, y unos mandaron sobre otros”.

Nos erguimos sobre dos patas y pasamos a fabricar cosas, y a ser hábiles con las manos y claro, el mundo tiene que estar listo, ¿no?, porque ya no podíamos ser más hábiles

.

Pues no, porque empezaron las peleas.

Y, claro está, nos hicimos humanos. Y eso conllevó hablar, y vivir en cuevas, y crear el arte, comenzó la narración oral, pero también se creó el fuego, y la caza, y las guerras, y nos dispersamos, y creamos grupos, y creamos collares, y creamos ropa, y cruzamos montañas y bosques, y comenzamos a construir, a crear pueblos, a inventar la rueda, a edificar las pirámides,

Y nació la agricultura (“nos hicimos amigos de las vacas y los grandes toros, y nos ganamos la confianza de los lobos, que los llamamos perros”).

El mundo sigue sin estar listo, puesto que todavía se crearon los espejos, y los trabajos, y las ciudades, y los castillos, y la luz, y las plagas y enfermedades (seguimos avanzando por los siglos), y nació la medicina, y los coches, y los teléfonos, y las fábricas, y los cohetes…Si salimos del planeta, parece que el mundo está listo, ¿no?

No.

Porque nunca está listo del todo.

Porque seguiremos cambiando.

¡Y el mundo grita!

Y el mundo dice ¡SÍ!

Opinión Personal: Es un libro para leer en voz alta. Bebe de las antiguas lecturas, imita (intencionadamente) el Antiguo Testamento o la Biblia para contar la creación del Mundo.

Es un cuento, también, profundamente didáctico y minucioso. Emplea muchas hojas para el principio, muchas ilustraciones para el ANTES de que fuéramos humanos. Porque, al fin y al cabo, en la Historia del Mundo somos una fracción muy pequeñita.

Así, va resumiendo y pasando por todos los estadios que ha sufrido nuestro planeta, y cuando por fin (por fin!) aparece el hombre, parece que está todo hecho.

Pero nada más lejos.

Continuamos cambiando.

Y de este modo tan sencillo, concatena determinadas creaciones con los cambios de nuestra Historia.

Resume

Porque efectivamente en el mundo había animales que cazaban. Y otros que se limitaban a huir (pero sabían esconderse, y sobrevivían). Y el que no aprendía eso, desaparecía. La selección natural.

Nosotros, por hablar, nos diferenciamos de los animales. Y ese hecho nos llevó a pensar, y “a entender cómo era todo”. Por eso avanzamos.

Creamos las historias “para advertirnos de los peligros” (la primera función de la Literatura).

El descubrimiento del fuego nos llevó a la cocina, pero también a ahuyentar la oscuridad (otra vez la Literatura, en este caso para acompañar).

Y dejamos de ser nómadas, y comenzamos a crear. Aquí aparece la rueda (qué bien resume el libro los grandes inventos: fuego, rueda, espejo, que al fin y al cabo nos hace tomar consciencia de nosotros mismos).

Y qué bien define, también, nuestra característica más humana a pesar de ser también la más animal: el odio, la envidia, la rencilla, la guerra, pero también la afinidad con otros, la creación de familia/clanes/tribus.

Vemos, pues, que el HOMBRE ha llegado hasta ahora por su componente social, por pertenecer a un grupo más grande.

Muy bien el capítulo dedicado a la ganadería y agricultura, otro de los grandes cambios de la Humanidad, y sobre todo la apreciación de que, para nosotros, los animales son “algo más”, no sólo meros instrumentos (magnífica la ilustración).

Y el resumen de las plagas, de las enfermedades, de los siglos en los que la población se diezmaba… hasta que se descubrió la medicina, y aquí estamos: en las ciudades.

El libro acaba con un cohete saliendo del mundo para buscar otros. Pero ya hemos aprendido, como lectores, que esto no se ha acabado. Porque no se acaba nunca. Porque el Mundo es más grande que nuestra existencia.

Las ilustraciones son espectaculares. Muy diferentes, muy originales, una explosión de color pero siempre predominando el negro por debajo, como si el mundo fuese oscuridad y nosotros, su creación, lo único que aporta color. Además, acompañan muy bien a ese texto enciclopédico pero poético a la vez.

Uno de nuestros cuentos favoritos.

Recursos didácticos:

·         Conocimiento: esto puede llevar varios días. Intentar relacionar, con el niño, cada ilustración/escritura con una época de la historia.

Comprensión: relacionar lo que se está leyendo (escrito de un modo poco habitual) con lo que de verdad quiere decir.

Ilustraciones: qué dibujo le gusta más y por qué. ¿Qué le llama la atención?

Poesía: no está rimado, pero es un libro muy poético, muy cantarín. Tiene una musicalidad particular que hay que apreciar.

Edades: a partir de 5 años

LAS ELECCIONES DE LOS ANIMALES

Título: Las elecciones de los animales.

Título Original: Eleição dos bichos.

Traducción del portugués de Brasil: Patric de San Pedro.

Autores: André Rodrigues, Larissa Ribeiro, Paula Desgualdo, Pedro Markun.

Editorial: Takatuka.

Precio: 15€.

Resumen: En la selva el León, el Rey, ha hecho algo que no ha gustado al resto de los animales (desviar el agua del río, nada menos, para hacerse una piscina).

Los animales se hartan, y empiezan a preguntarse si realmente “el León debía continuar siendo el rey de la selva”.

Así pues, lo primero que hacen es protestar, realizando una manifestación enfrente de esa piscina… y el León les ignora. Lo que hace que se decidan a buscar la manera de escoger a otro gobernante.

“Vamos a ser una democracia, organizaremos unas elecciones… ¿y cómo son unas elecciones?”

La lechuza explica lo que son unas elecciones (ponemos foto más abajo), y deciden organizar unas en la selva, con unas normas elaboradas por el Comité Electoral; normas tales como que se puede presentar cualquiera, voto secreto, sólo votar a uno, prohibido intercambiar regalos por votos…

Así pues, se presentan como candidatas la Mona, la Perezosa y la Serpiente, además de el León.

Todos ellos comienzan su campaña, cada uno defendiendo un programa diferente y cada uno con un vicepresidente/a.

Al final, gana… bueno, es mejor que leáis el libro para averiguarlo.

Opinión Personal: es un libro estupendo para explicar a un niño (y a un adulto) qué son unas elecciones, cómo funcionan, para qué sirven, y qué es una democracia. Es más, es un libro perfecto para tenerlo de cabecera, y cada vez que el niño pregunte algo sobre una noticia política, ayudarse de él para explicarlo.

El recurso animal para explicar cada candidatura es muy adecuado: el León sólo hace alusión a su estirpe, a su pasado, a su familia, a la tradición. La mona sólo hace un discurso de “odio”, o de ir a la contra: su campaña es ir en contra del león. La serpiente alude sólo a su llaneza, a ser como el resto. Y la Perezosa se apoya en la unión.

El libro no es sólo bueno para hablar de las elecciones en términos generales. Sirve para hablar de la vida. Del hecho de que no tiene siempre que reinar la misma persona, porque sí (y hay muchas clases de reinos. El reino de una clase, el reino de un patio de juegos, el reino de un parque). Del hecho de que TODOS tenemos la capacidad de reinar, y hacer valer ese derecho, tan importante.

Es muy buena la parte del debate, en la que cada candidato queda reflejado, en la que se intercambian insultos (unos) e ideas (otros). Y, sobre todo, que es un libro muy ameno y con mucho humor. Al final viene con un glosario de “vocablos” electorales, que están bien para entenderlo todo mejor y también para ampliar vocabulario.

Recursos didácticos:

  • Comprensión: ¿qué ha hecho el León? ¿Está bien lo que ha hecho?
  • Comprensión: ¿sabemos qué es una democracia? ¿Está bien buscar otras opciones?
  • Conocimiento del mundo: ¿pasa algo similar en la clase del niño? ¿Hay alguien que manda más que otros, porque sí? ¿Le gustaría al niño que las cosas fuesen de otra manera? ¿Cómo cree que se podrían hacer?
  • Conocimiento del niño: ¿qué candidato le gusta más? ¿Por qué?
  • Juego: vamos a hacer elecciones en casa. Cada uno que haga un cartel (como el que hicieron los animales, con vicepresidente y todo) y elabore un programa
  • Vocabulario: repasar el vocabulario del final.

Edades: a partir de 5/6 años.

SÓLO PARA NINJAS: LA FURGONETA NEGRA

Título: Solo para Ninjas: “La furgoneta negra”.

Autor del texto y las ilustraciones: Puño (David Peña Toribio).

Editorial: Fundación SM.

Precio: 12€.

Resumen y opinión personal: “Si había alguien a quien Lucía conocía bien, era a su madre”.

Así comienza la presentación de una de las protagonistas de este libro, Lucía, una niña que da la impresión está pasando sola el verano en casa porque su madre trabaja.

La madre la insta a salir (a pesar de que han cerrado el parque, árboles, skate park) a pesar de una furgoneta negra que parece se pasea por el barrio, secuestrando niños.

Ése (la existencia de una misteriosa furgoneta secuestradora) es el leit motiv que cruza todo el libro, en el que, como telón de fondo, está la unión de unas niñas (haciendo un juego de palabras con “Ninja”) de barrio, en un barrio que no queda nada (todo lo relacionado con la infancia ha desaparecido, sólo pervive el juego de fútbol para los más fuerte, dejando de lado a todo aquel que no comulga o es más débil).

Las protagonistas son también actuales: una niña con una madre (desconocemos dónde está el padre pero es que eso no nos importa), Lixuan (hija de inmigrantes chinos), Marina (rumana), Fouad (niño de origen marroquí al que ellas, al principio, por ser de otro sexo, caen en el error de no tratar del todo justamente).

Así, “La furgoneta negra”, además de un libro de aventuras y misterio con muchos interrogantes (¿quién lleva la furgoneta negra? ¿por qué ven cómo secuestra niños pero a la vez esos niños vuelven a aparecer?), y de ser un cuento de personajes (los 4 niños protas no son estereotipados aunque sí representativos, tienen cierta profundidad), es sobre todo una historia social.

Una historia encuadrada en un barrio probablemente de un extrarradio, en el que conviven personas de diversas nacionalidades (y eso jamás es un problema en sí mismo), un barrio al que le rodea la falta de ganas (ya no hay skate park, ni árboles, ni cosas para los niños…  lo único que sobrevive son las obras, dejadas a medias, de un centro comercial. Centro que por supuesto sería para otros).

El libro está dividido en muchos capítulos de exactamente 3 hojas, encabezadas por una ilustración de página completa y salpicada por muchas otras más. Tiene bastante lectura pero también dibujo, y aunque no es exactamente un cómic la verdad es que el dinamismo de las imágenes, sus encuadres, sus expresiones o su movilidad (no sé cómo expresarlo) lo dotan de algo diferente.

Está, además, escrito con mucho humor, sorna y retranca. No sólo por la historia en sí y su sorpresa final (guiño incluido), sino en la ironía y expresiones. Tiene humor. Considera al lector, aún siendo niño, con cierto respeto.

A nosotros nos gustó mucho. Enganchó desde el principio, los cortos capítulos acababan siempre “muy en alto” (como si de un Wilkie Collins se tratase), y jugábamos a encontrar el número de capítulo en cada ilustración (probadlo).

Hizo que mi hijo mayor leyese y no diese por finalizada su lectura.

Así que espero y deseo que Sólo Para Ninjas sea el principio de una colección. Una colección, por cierto, que empondera a las niñas, claro que sí (pero no me apetecía resaltar eso en concreto, que quizás sea lo más obvio).

Edades: Para niños de primaria.